martes, 29 de diciembre de 2009

Año nuevo, propósitos viejos

No sé cómo ni por qué me encuentro ahora mismo redactando las primeras líneas de mi primer blog. Ayer, un repentino impulso creativo me asaltó a eso de la hora del desayuno: "¿y si probase a derramar mis pensamientos en la red?. Aunque probablemente a nadie le interesen, me obligaré a ejercitarme en el noble arte de la escritura". Asi que, aquí estoy, intentando dar rienda suelta a lo que me pedía el cuerpo en lo que se me antoja como un síntoma del síndrome de "los buenos propósitos para el Año Nuevo".

Más allá de intentar ir con (mucha) mayor frecuencia al gimnasio, estudiar inglés, aprender a cocinar o evitar los atracones de estudio horas antes de los exámenes de febrero, me planteo escribir. Escribir como terapia, como desahogo a todas esas espinitas que día a día se me clavan, a todas esas pérdidas y dolores que nos acaban acompañando a todos. Perdemos seres queridos, perdemos la confianza en algunas personas, incluso en nosotros mismos, perdemos el control de la situación, e incluso el Norte. Pero si hay algo en lo que creo, es cuando perdemos la conexión con nuestro propio alma...la mejor medicina para reconectar es expulsar aquello que nos atenaza, que aprieta y ahoga, expresándolo. Y para mi no hay manera mejor muchas veces que hacerlo escribiendo.

Inaugurado quedas, pájaro dorado!

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